La dimensión de Factores Habilitantes mide el avance de aquellos elementos que son condición necesaria para que los ecosistemas de IA se puedan desarrollar de manera efectiva, tales como infraestructura digital, disponibilidad y uso de datos y talento humano.
Esta dimensión tiene una ponderación del 40% en el cálculo final del índice, atendiendo a la importancia de estas condiciones para el desarrollo de la IA en los países.
La dimensión de Factores Habilitantes mide el avance de aquellos elementos que son condición necesaria para que los ecosistemas de IA se puedan desarrollar de manera efectiva, tales como infraestructura digital, disponibilidad y uso de datos y talento humano.
Esta dimensión tiene una ponderación del 40% en el cálculo final del índice, atendiendo a la importancia de estas condiciones para el desarrollo de la IA en los países.
La acelerada mejora de países como Ecuador, República Dominicana y Guatemala en esta versión son señales de que los países en estadios más tempranos de madurez se están poniendo al día a paso acelerado. Este fenómeno refleja el impacto positivo de reformas educativas, inversión en infraestructura digital o apertura institucional. El resultado de estos países se explica por mejoras de conectividad, en su capacidad en datos y en la mejora del talento humano por medio de incluir la IA dentro de los currículos y por el aumento de la oferta de posgrados en IA.
A medida que estos países mejoran sus indicadores, se generan nuevas oportunidades para alianzas regionales menos asimétricas y colaboraciones multilaterales que antes eran improbables. Desde la perspectiva de la integración latinoamericana, este despertar tecnológico también interpela a los países líderes a asumir un rol de cooperación más activo y estratégico, para evitar que la región profundice su histórica fragmentación digital y de capacidades técnicas.
Aunque América Latina produce grandes volúmenes de datos a través de sistemas públicos, privados y sociales, gran parte de esta información no está disponible para el desarrollo de soluciones basadas en IA. La subdimensión de Datos muestra aumentos significativos en el puntaje de los países en cuanto a capacidad y gobernanza de datos, pero un estancamiento en la disponibilidad de los mismos, salvo algunas excepciones. Esta brecha entre generación y disponibilidad limita el desarrollo de soluciones locales, reduce la transparencia gubernamental y restringe el avance de la ciencia abierta y de la inteligencia artificial. Las diferencias en los marcos de gobernanza de datos entre países impiden la creación de ecosistemas de datos interoperables, seguros y accesibles. Si no se avanza en robustecer los ecosistemas de datos a partir de su apertura y estandarización, se corre el riesgo de que las decisiones algorítmicas se basen en conjuntos de datos incompletos o sesgados, generando consecuencias negativas para la equidad y la eficiencia de las políticas públicas.
En la subdimensión Datos, el promedio regional subió de 35,7 a 47,73 puntos gracias a mejoras en Capacidades (Ecuador +30,49 puntos) y Gobernanza (Guatemala +28,25). Sin embargo, el componente de Disponibilidad de datos muestra estancamiento en varios países: aunque Chile (66) y México (56,33) lideran, 15 de los 19 países del ILIA se mantienen por debajo de 50 puntos. Esta brecha implica que la producción de datos no siempre se traduce en apertura efectiva para IA, limitando transparencia y ciencia abierta.
Cada vez hay más países que incorporan materias de inteligencia artificial dentro del currículo escolar. En esta versión se observan 6 países que abordan estas materias, un aumento relevante respecto a los 2 países de la versión anterior, siendo los nuevos Costa Rica, Ecuador, República Dominicana y Uruguay. Si bien esto representa un aumento del 200%, aún son 13 de los 19 países del ILIA aquellos que no incorporan esta materia en sus currículos. La inclusión de contenidos de inteligencia artificial en los currículos escolares representa un paso importante hacia la construcción de capacidades endógenas en tecnología. No se trata solo de una actualización curricular, sino aparentemente de una apuesta estratégica por desarrollar pensamiento computacional, capacidad crítica frente a los algoritmos y, sobre todo, por inspirar a futuras generaciones a participar activamente en la creación de tecnologías emergentes. Esta decisión política puede tener un impacto profundo en el largo plazo: cuanto antes los niños y niñas se expongan a los conceptos fundamentales de IA, mayores serán sus posibilidades de liderar procesos de innovación en sus comunidades. Además, esto sienta las bases para una soberanía tecnológica genuina, donde los países no solo consuman tecnologías extranjeras, sino que también las produzcan con pertinencia local.
El posicionamiento de Costa Rica como líder regional en habilidades profesionales en IA se condice con una estrategia que combina educación, infraestructura tecnológica y políticas de talento. Costa Rica es el país con la mayor penetración de habilidades en IA entre sus profesionales, duplicando al país en segunda posición, mientras que es el segundo país con mayor demanda de cursos de IA. Junto con sus avances en educación temprana en IA y un aumento en la oferta de posgrados de IA, su ejemplo muestra que es posible consolidar ecosistemas tecnológicos robustos incluso en economías medianas. Esta apuesta por el desarrollo centrado en el talento es replicable y ofrece lecciones valiosas para países que desean fortalecer su competitividad digital sin depender exclusivamente de grandes inversiones en infraestructura física. Costa Rica evidencia que el capital humano sigue siendo un activo estratégico en la economía del conocimiento.
El caso de Colombia revela una ciudadanía altamente proactiva en la búsqueda de formación en IA a través de plataformas no formales como Coursera. Esto habla de un ecosistema donde el interés por aprender sobrepasa la oferta institucional y donde el aprendizaje autodirigido se convierte en una fuente clave para el talento humano. Esta tendencia puede acelerar el cierre de brechas de habilidades y facilitar la integración de la IA en múltiples sectores económicos.
En junio de 2020, Colombia realizó un convenio con Coursera para facilitar 3.800 cursos gratuitos a sus ciudadanos, convirtiéndose en el primer país del mundo en asociarse con la plataforma. El ejemplo de Colombia muestra que, para que este potencial se materialice, los sistemas de acreditación, validación de competencias y articulación con el mercado laboral deben adaptarse a los nuevos formatos de aprendizaje de las distintas plataformas disponibles.
Brasil tiene más de 121.000 teraflops por segundo de capacidad cómputo de alto rendimiento (HPC, por sus siglas en inglés), equivalente a más del 90% del total regional, seguido a gran distancia por Argentina (8.582) y México (7.235). El liderazgo brasileño en capacidad de cómputo de alto rendimiento es reflejo de una infraestructura tecnológica consolidada en una de las economías más grandes de la región, pero también denota una concentración de estas capacidades en el escenario regional. Mientras tanto, la mejor distribución relativa en la capacidad de GPUs per cápita abre una puerta para el desarrollo de IA en economías más pequeñas como Uruguay, Costa Rica y Colombia. Un mayor acceso a capacidad de cómputo de GPUs, servicios en la nube y consorcios tecnológicos regionales puede ser una estrategia eficaz para nivelar el terreno de juego para promover el desarrollo de soluciones de inteligencia artificial. La región necesita aumentar y consolidar sus capacidades de infraestructura de IA, con un mayor acceso a capacidad cómputo, de manera que mejore su resiliencia para el desarrollo y despliegue de la IA a través de un activo habilitante fundamental como la capacidad de GPUs
El desarrollo de infraestructura digital marca el límite de las posibilidades de la inteligencia artificial en cada país. Una IA robusta requiere conectividad confiable, centros de datos eficientes, acceso a dispositivos adecuados y marcos regulatorios modernos. La madurez en países como Brasil y Chile contrasta con el rezago estructural en otros contextos, donde la conectividad rural o la falta de dispositivos limitan el despliegue de soluciones inteligentes. Invertir en infraestructura no es solo una apuesta económica, sino también una forma de garantizar el derecho a beneficiarse de las tecnologías emergentes de manera equitativa.
Solo tres países de la región muestran una infraestructura robusta: Brasil (71,43), Uruguay (70,46) y Chile (63,81). En contraste, 11 de los 19 países del ILIA aún no superan la barrera de los 50 puntos. El patrón sugiere que, mientras los líderes refuerzan capacidades en conectividad, cómputo y dispositivos, otros países aún carecen de la base habilitante para un despliegue sostenido de IA. Esta brecha de infraestructura condiciona la adopción de soluciones avanzadas.
Las estadísticas de acceso a computadoras, smartphones e internet revelan una realidad preocupante: millones de personas en América Latina y el Caribe aún están fuera del ecosistema digital. Mientras que el promedio regional de hogares con acceso a internet es de cerca del 64%, aún hay países donde el acceso no supera el tercio de la población; algo similar ocurre con el porcentaje de hogares con computadora, con un promedio regional de 38,7%, donde 8 países no superan el tercio de los hogares. En un contexto donde la IA comienza a integrarse en servicios esenciales como salud, educación y finanzas, esta exclusión puede traducirse en nuevas formas de desigualdad estructural. Cerrar las brechas digitales no es solo conectar más hogares: es crear condiciones para la participación efectiva en la economía del siglo XXI.
Aunque las velocidades de internet en la región han mejorado notablemente, aún queda por resolver otros elementos para avanzar en un acceso habilitante para la IA. Persisten brechas importantes como las suscripciones a banda ancha móvil y fija, donde el promedio regional es de solo 15 suscripciones por cada 100 personas en el caso de esta última; hogares con acceso a internet, donde menos de la mitad de la población tiene acceso en 5 países; y cobertura 5G, donde 7 países tienen 0% de cobertura. Para que la IA pueda escalar en sectores públicos y privados, se requiere una conectividad que sea estable, segura y universal. La infraestructura de telecomunicaciones debe ser planificada con una visión de largo plazo, integrando criterios de equidad territorial, resiliencia climática y sostenibilidad económica.
Más posgrados, más IA: la apuesta por el talento avanzado
El crecimiento en la oferta de programas de magíster y doctorado en IA en países de la región representa un giro estratégico hacia la formación de talento altamente calificado. En esta versión, 17 de los 19 países de la región tienen programas de magíster en IA, con 179 programas en total, mientras que se duplicó el número de países con programas de doctorado en IA, de 4 a 8, con la incorporación de Argentina, Colombia, Paraguay y Perú y 29 programas en total. Este fortalecimiento de la academia es esencial para reducir la dependencia tecnológica del exterior y fomentar una IA contextualizada, alineada con las necesidades sociales y productivas locales. Además, permite que los países de la región participen activamente en la frontera del conocimiento, abriendo oportunidades para liderar investigaciones, crear productos tecnológicos exportables y nutrir el ecosistema de innovación con base científica.
El despertar de los adoptantes tardíos: el dinamismo en el mapa regional
La acelerada mejora de países como Ecuador, República Dominicana y Guatemala en esta versión son señales de que los países en estadios más tempranos de madurez se están poniendo al día a paso acelerado.
Este fenómeno refleja el impacto positivo de reformas educativas, inversión en infraestructura digital o apertura institucional. El resultado de estos países se explica por mejoras de conectividad, en su capacidad en datos y en la mejora del talento humano por medio de incluir la IA dentro de los currículos y por el aumento de la oferta de posgrados en IA.
A medida que estos países mejoran sus indicadores, se generan nuevas oportunidades para alianzas regionales menos asimétricas y colaboraciones multilaterales que antes eran improbables.
Desde la perspectiva de la integración latinoamericana, este despertar tecnológico también interpela a los países líderes a asumir un rol de cooperación más activo y estratégico, para evitar que la región profundice su histórica fragmentación digital y de capacidades técnicas.
Muchos datos, poco valor: el cuello de botella de la disponibilidad
Aunque América Latina produce grandes volúmenes de datos a través de sistemas públicos, privados y sociales, gran parte de esta información no está disponible para el desarrollo de soluciones basadas en IA.
La subdimensión de Datos muestra aumentos significativos en el puntaje de los países en cuanto a capacidad y gobernanza de datos, pero un estancamiento en la disponibilidad de estos, salvo algunas excepciones.
Esta brecha entre generación y disponibilidad limita el desarrollo de soluciones locales, reduce la transparencia gubernamental y restringe el avance de la ciencia abierta y de la inteligencia artificial.
Las diferencias en los marcos de gobernanza de datos entre países impiden la creación de ecosistemas de datos interoperables, seguros y accesibles. Si no se avanza en robustecer los ecosistemas de datos a partir de su apertura y estandarización, se corre el riesgo de que las decisiones algorítmicas se basen en conjuntos de datos incompletos o sesgados, generando consecuencias negativas para la equidad y la eficiencia de las políticas públicas.
En la subdimensión Datos, el promedio regional subió de 35,7 a 47,73 puntos gracias a mejoras en Capacidades (Ecuador +30,49 puntos) y Gobernanza (Guatemala +28,25). Sin embargo, el componente de Disponibilidad de datos muestra estancamiento en varios países: aunque Chile (66) y México (56,33) lideran, 15 de los 19 países del ILIA se mantienen por debajo de 50 puntos. Esta brecha implica que la producción de datos no siempre se traduce en apertura efectiva para IA, limitando transparencia y ciencia abierta.
La IA llega a las aulas
Cada vez hay más países que incorporan materias de inteligencia artificial dentro del currículo escolar. En esta versión se observan 6 países que abordan estas materias, un aumento relevante respecto a los 2 países de la versión anterior, siendo los nuevos Costa Rica, Ecuador, República Dominicana y Uruguay.
Si bien esto representa un aumento del 200%, aún son 13 de los 19 países del ILIA aquellos que no incorporan esta materia en sus currículos.
La inclusión de contenidos de inteligencia artificial en los currículos escolares representa un paso importante hacia la construcción de capacidades endógenas en tecnología.
No se trata solo de una actualización curricular, sino aparentemente de una apuesta estratégica por desarrollar pensamiento computacional, capacidad crítica frente a los algoritmos y, sobre todo, por inspirar a futuras generaciones a participar activamente en la creación de tecnologías emergentes.
Esta decisión política puede tener un impacto profundo en el largo plazo: cuanto antes los niños y niñas se expongan a los conceptos fundamentales de IA, mayores serán sus posibilidades de liderar procesos de innovación en sus comunidades. Además, esto sienta las bases para una soberanía tecnológica genuina, donde los países no solo consuman tecnologías extranjeras, sino que también las produzcan con pertinencia local.
Costa Rica: una apuesta por el talento humano en IA
El posicionamiento de Costa Rica como líder regional en habilidades profesionales en IA se condice con una estrategia que combina educación, infraestructura tecnológica y políticas de talento.
Costa Rica es el país con la mayor penetración de habilidades en IA entre sus profesionales, duplicando al país en segunda posición, mientras que es el segundo país con mayor demanda de cursos de IA.
Junto con sus avances en educación temprana en IA y un aumento en la oferta de posgrados de IA, su ejemplo muestra que es posible consolidar ecosistemas tecnológicos robustos incluso en economías medianas.
Esta apuesta por el desarrollo centrado en el talento es replicable y ofrece lecciones valiosas para países que desean fortalecer su competitividad digital sin depender exclusivamente de grandes inversiones en infraestructura física. Costa Rica evidencia que el capital humano sigue siendo un activo estratégico en la economía del conocimiento.
Colombia lidera el aprendizaje autodidacta
El caso de Colombia revela una ciudadanía altamente proactiva en la búsqueda de formación en IA a través de plataformas como Coursera.
Esto habla de un ecosistema donde el interés por aprender sobrepasa la oferta institucional y donde el aprendizaje autodirigido se convierte en una fuente clave para el talento humano.
Esta tendencia puede acelerar el cierre de brechas de habilidades y facilitar la integración de la IA en múltiples sectores económicos.
En junio de 2020, Colombia realizó un convenio con Coursera para facilitar 3.800 cursos gratuitos a sus ciudadanos, convirtiéndose en el primer país del mundo en asociarse con la plataforma.
El ejemplo de Colombia muestra que, para que este potencial se materialice, los sistemas de acreditación, validación de competencias y articulación con el mercado laboral deben adaptarse a los nuevos formatos de aprendizaje de las distintas plataformas disponibles.
Gran concentración del cómputo, pero mayor equidad para el desarrollo de IA
Brasil tiene más de 121.000 teraflops por segundo de capacidad cómputo de alto rendimiento (HPC, por sus siglas en inglés), equivalente a más del 90% del total regional, seguido a gran distancia por Argentina (8.582) y México (7.235). El liderazgo brasileño en capacidad de cómputo de alto rendimiento es reflejo de una infraestructura tecnológica consolidada en una de las economías más grandes de la región, pero también denota una concentración de estas capacidades en el escenario regional.
Mientras tanto, la mejor distribución relativa en la capacidad de GPUs per cápita abre una puerta para el desarrollo de IA en economías más pequeñas como Uruguay, Costa Rica y Colombia.
Un mayor acceso a capacidad de cómputo de GPUs, servicios en la nube y consorcios tecnológicos regionales puede ser una estrategia eficaz para nivelar el terreno de juego para promover el desarrollo de soluciones de inteligencia artificial.
La región necesita aumentar y consolidar sus capacidades de infraestructura de IA, con un mayor acceso a capacidad cómputo, de manera que mejore su resiliencia para el desarrollo y despliegue de la IA a través de un activo habilitante fundamental como la capacidad de GPUs
Infraestructura desigual: el techo del ecosistema regional en IA
El desarrollo de infraestructura digital marca el límite de las posibilidades de la inteligencia artificial en cada país.
Una IA robusta requiere conectividad confiable, centros de datos eficientes, acceso a dispositivos adecuados y marcos regulatorios modernos.
La madurez en países como Brasil y Chile contrasta con el rezago estructural en otros contextos, donde la conectividad rural o la falta de dispositivos limitan el despliegue de soluciones inteligentes. Invertir en infraestructura no es solo una apuesta económica, sino también una forma de garantizar el derecho a beneficiarse de las tecnologías emergentes de manera equitativa.
Solo tres países de la región muestran una infraestructura robusta: Brasil (71,43), Uruguay (70,46) y Chile (63,81). En contraste, 11 de los 19 países del ILIA aún no superan la barrera de los 50 puntos. El patrón sugiere que, mientras los líderes refuerzan capacidades en conectividad, cómputo y dispositivos, otros países aún carecen de la base habilitante para un despliegue sostenido de IA. Esta brecha de infraestructura condiciona la adopción de soluciones avanzadas.
Tecnología sin acceso es exclusión: la urgencia de acortar brechas digitales
Las estadísticas de acceso a computadoras, smartphones e internet revelan una realidad preocupante: millones de personas en América Latina y el Caribe aún están fuera del ecosistema digital.
Mientras que el promedio regional de hogares con acceso a internet es de cerca del 64%, aún hay países donde el acceso no supera el tercio de la población; algo similar ocurre con el porcentaje de hogares con computadora, con un promedio regional de 38,7%, donde 8 países no superan el tercio de los hogares.
En un contexto donde la IA comienza a integrarse en servicios esenciales como salud, educación y finanzas, esta exclusión puede traducirse en nuevas formas de desigualdad estructural.
Cerrar las brechas digitales no es solo conectar más hogares: es crear condiciones para la participación efectiva en la economía del siglo XXI.
La conectividad avanza, pero no lo suficiente
Aunque las velocidades de internet en la región han mejorado notablemente, aún queda por resolver otros elementos para avanzar en un acceso habilitante para la IA.
Persisten brechas importantes como las suscripciones a banda ancha móvil y fija, donde el promedio regional es de solo 15 suscripciones por cada 100 personas en el caso de esta última; hogares con acceso a internet, donde menos de la mitad de la población tiene acceso en 5 países; y cobertura 5G, donde 7 países tienen 0% de cobertura.
Para que la IA pueda escalar en sectores públicos y privados, se requiere una conectividad que sea estable, segura y universal.
La infraestructura de telecomunicaciones debe ser planificada con una visión de largo plazo, integrando criterios de equidad territorial, resiliencia climática y sostenibilidad económica.
Más posgrados, más IA: la apuesta por el talento avanzado
El crecimiento en la oferta de programas de magíster y doctorado en IA en países de la región representa un giro estratégico hacia la formación de talento altamente calificado.
En esta versión, 17 de los 19 países de la región tienen programas de magíster en IA, con 179 programas en total, mientras que se duplicó el número de países con programas de doctorado en IA, de 4 a 8, con la incorporación de Argentina, Colombia, Paraguay y Perú y 29 programas en total.
Este fortalecimiento de la academia es esencial para reducir la dependencia tecnológica del exterior y fomentar una IA contextualizada, alineada con las necesidades sociales y productivas locales.
Además, permite que los países de la región participen activamente en la frontera del conocimiento, abriendo oportunidades para liderar investigaciones, crear productos tecnológicos exportables y nutrir el ecosistema de innovación con base científica.
La acelerada mejora de países como Ecuador, República Dominicana y Guatemala en esta versión son señales de que los países en estadios más tempranos de madurez se están poniendo al día a paso acelerado. Este fenómeno refleja el impacto positivo de reformas educativas, inversión en infraestructura digital o apertura institucional. El resultado de estos países se explica por mejoras de conectividad, en su capacidad en datos y en la mejora del talento humano por medio de incluir la IA dentro de los currículos y por el aumento de la oferta de posgrados en IA.
A medida que estos países mejoran sus indicadores, se generan nuevas oportunidades para alianzas regionales menos asimétricas y colaboraciones multilaterales que antes eran improbables. Desde la perspectiva de la integración latinoamericana, este despertar tecnológico también interpela a los países líderes a asumir un rol de cooperación más activo y estratégico, para evitar que la región profundice su histórica fragmentación digital y de capacidades técnicas.
Aunque América Latina produce grandes volúmenes de datos a través de sistemas públicos, privados y sociales, gran parte de esta información no está disponible para el desarrollo de soluciones basadas en IA. La subdimensión de Datos muestra aumentos significativos en el puntaje de los países en cuanto a capacidad y gobernanza de datos, pero un estancamiento en la disponibilidad de estos, salvo algunas excepciones. Esta brecha entre generación y disponibilidad limita el desarrollo de soluciones locales, reduce la transparencia gubernamental y restringe el avance de la ciencia abierta y de la inteligencia artificial. Las diferencias en los marcos de gobernanza de datos entre países impiden la creación de ecosistemas de datos interoperables, seguros y accesibles. Si no se avanza en robustecer los ecosistemas de datos a partir de su apertura y estandarización, se corre el riesgo de que las decisiones algorítmicas se basen en conjuntos de datos incompletos o sesgados, generando consecuencias negativas para la equidad y la eficiencia de las políticas públicas.
En la subdimensión Datos, el promedio regional subió de 35,7 a 47,73 puntos gracias a mejoras en Capacidades (Ecuador +30,49 puntos) y Gobernanza (Guatemala +28,25). Sin embargo, el componente de Disponibilidad de datos muestra estancamiento en varios países: aunque Chile (66) y México (56,33) lideran, 15 de los 19 países del ILIA se mantienen por debajo de 50 puntos. Esta brecha implica que la producción de datos no siempre se traduce en apertura efectiva para IA, limitando transparencia y ciencia abierta.
Cada vez hay más países que incorporan materias de inteligencia artificial dentro del currículo escolar. En esta versión se observan 6 países que abordan estas materias, un aumento relevante respecto a los 2 países de la versión anterior, siendo los nuevos Costa Rica, Ecuador, República Dominicana y Uruguay. Si bien esto representa un aumento del 200%, aún son 13 de los 19 países del ILIA aquellos que no incorporan esta materia en sus currículos. La inclusión de contenidos de inteligencia artificial en los currículos escolares representa un paso importante hacia la construcción de capacidades endógenas en tecnología. No se trata solo de una actualización curricular, sino aparentemente de una apuesta estratégica por desarrollar pensamiento computacional, capacidad crítica frente a los algoritmos y, sobre todo, por inspirar a futuras generaciones a participar activamente en la creación de tecnologías emergentes. Esta decisión política puede tener un impacto profundo en el largo plazo: cuanto antes los niños y niñas se expongan a los conceptos fundamentales de IA, mayores serán sus posibilidades de liderar procesos de innovación en sus comunidades. Además, esto sienta las bases para una soberanía tecnológica genuina, donde los países no solo consuman tecnologías extranjeras, sino que también las produzcan con pertinencia local.
Al observar los puntajes del ILIA, los niveles de alfabetización en IA casi duplican a los de formación profesional y son cuatro veces el correspondiente al talento especializado. Esto sugiere que existe una base más amplia de comprensión general, pero un embudo en la formación técnica y de frontera que limita su consolidación para un talento más avanzado. Los esfuerzos en educación muestran avances, con un aumento en educación escolar y en la oferta de posgrados en IA, pero estos siguen siendo excepciones en la región. Al observar la velocidad a la que crecen los profesionales con habilidades de IA, Costa Rica crece a una tasa más parecida al promedio mundial, mientras que los otros países de América Latina y el Caribe están más rezagados y crecen a una tasa menor.
El desafío de los países es transformar esta alfabetización durante las etapas tempranas en habilidades más sofisticadas para etapas maduras en los ámbitos académico y profesional. Sin especialización, la región tiene el riesgo de convertirse en un consumidor de IA con poca incidencia en su desarrollo.
El caso de Colombia revela una ciudadanía altamente proactiva en la búsqueda de formación en IA a través de plataformas como Coursera. Esto habla de un ecosistema donde el interés por aprender sobrepasa la oferta institucional y donde el aprendizaje autodirigido se convierte en una fuente clave para el talento humano. Esta tendencia puede acelerar el cierre de brechas de habilidades y facilitar la integración de la IA en múltiples sectores económicos.
En junio de 2020, Colombia realizó un convenio con Coursera para facilitar 3.800 cursos gratuitos a sus ciudadanos, convirtiéndose en el primer país del mundo en asociarse con la plataforma. El ejemplo de Colombia muestra que, para que este potencial se materialice, los sistemas de acreditación, validación de competencias y articulación con el mercado laboral deben adaptarse a los nuevos formatos de aprendizaje de las distintas plataformas disponibles.
Las plataformas de IA generativa han democratizado el acceso y promovido la adopción, gracias a que tiene bajas barreras de entrada e introduce nuevas dinámicas de captura de valor y aprovechamiento, donde usuarios no expertos pueden interactuar y aprender con herramientas basadas en modelos avanzados con una interfaz amigable para todo tipo de personas. Esto se observa en los países destacados en su adopción de IA generativa (Chile, Costa Rica, Perú, Uruguay, Panamá y República Dominicana) y muestra que el acceso a la IA ya no está limitado a grandes centros tecnológicos. América Latina y el Caribe es la tercera región más relevante en descargas, con una participación estable del 15%–20% del mercado global.
La accesibilidad de la IA generativa puede servir como un catalizador para la adopción de IA y potenciar su impacto en la vida de las personas. Capacidades mejor distribuidas entre los países de la región, como ocurre con la IA generativa, el desarrollo de software y la producción de código abierto, pueden contrarrestar la concentración pronunciada en otros aspectos como la capacidad de cómputo, creando distintas oportunidades para los países de América Latina y el Caribe.
El desarrollo de infraestructura digital marca el límite de las posibilidades de la inteligencia artificial en cada país. Una IA robusta requiere conectividad confiable, centros de datos eficientes, acceso a dispositivos adecuados y marcos regulatorios modernos. La madurez en países como Brasil y Chile contrasta con el rezago estructural en otros contextos, donde la conectividad rural o la falta de dispositivos limitan el despliegue de soluciones inteligentes. Invertir en infraestructura no es solo una apuesta económica, sino también una forma de garantizar el derecho a beneficiarse de las tecnologías emergentes de manera equitativa.
Solo tres países de la región muestran una infraestructura robusta: Brasil (71,43), Uruguay (70,46) y Chile (63,81). En contraste, 11 de los 19 países del ILIA aún no superan la barrera de los 50 puntos. El patrón sugiere que, mientras los líderes refuerzan capacidades en conectividad, cómputo y dispositivos, otros países aún carecen de la base habilitante para un despliegue sostenido de IA. Esta brecha de infraestructura condiciona la adopción de soluciones avanzadas.
Las estadísticas de acceso a computadoras, smartphones e internet revelan una realidad preocupante: millones de personas en América Latina y el Caribe aún están fuera del ecosistema digital. Mientras que el promedio regional de hogares con acceso a internet es de cerca del 64%, aún hay países donde el acceso no supera el tercio de la población; algo similar ocurre con el porcentaje de hogares con computadora, con un promedio regional de 38,7%, donde 8 países no superan el tercio de los hogares. En un contexto donde la IA comienza a integrarse en servicios esenciales como salud, educación y finanzas, esta exclusión puede traducirse en nuevas formas de desigualdad estructural. Cerrar las brechas digitales no es solo conectar más hogares: es crear condiciones para la participación efectiva en la economía del siglo XXI.
Aunque las velocidades de internet en la región han mejorado notablemente, aún queda por resolver otros elementos para avanzar en un acceso habilitante para la IA. Persisten brechas importantes como las suscripciones a banda ancha móvil y fija, donde el promedio regional es de solo 15 suscripciones por cada 100 personas en el caso de esta última; hogares con acceso a internet, donde menos de la mitad de la población tiene acceso en 5 países; y cobertura 5G, donde 7 países tienen 0% de cobertura. Para que la IA pueda escalar en sectores públicos y privados, se requiere una conectividad que sea estable, segura y universal. La infraestructura de telecomunicaciones debe ser planificada con una visión de largo plazo, integrando criterios de equidad territorial, resiliencia climática y sostenibilidad económica.
El crecimiento en la oferta de programas de magíster y doctorado en IA en países de la región representa un giro estratégico hacia la formación de talento altamente calificado. En esta versión, 17 de los 19 países de la región tienen programas de magíster en IA, con 179 programas en total, mientras que se duplicó el número de países con programas de doctorado en IA, de 4 a 8, con la incorporación de Argentina, Colombia, Paraguay y Perú y 29 programas en total. Este fortalecimiento de la academia es esencial para reducir la dependencia tecnológica del exterior y fomentar una IA contextualizada, alineada con las necesidades sociales y productivas locales. Además, permite que los países de la región participen activamente en la frontera del conocimiento, abriendo oportunidades para liderar investigaciones, crear productos tecnológicos exportables y nutrir el ecosistema de innovación con base científica.
Aborda el soporte tecnológico disponible en un país como condición necesaria para el desarrollo de IA tales como el número de computadoras de alto rendimiento, redes de alta velocidad y dispositivos que permiten una buena conexión.
Mide la disponibilidad, capacidad y gobernanza de los datos según el desempeño de los países en el Global Data Barometer 2025.
Aborda las variables que inciden en el desarrollo de competencias en IA por parte de la población y la fuerza de trabajo.
Aborda el soporte tecnológico disponible en un país como condición necesaria para el desarrollo de IA tales como el número de computadoras de alto rendimiento, redes de alta velocidad y dispositivos que permiten una buena conexión.
Mide la disponibilidad, capacidad y gobernanza de los datos según el desempeño de los países en el Global Data Barometer 2025.
Aborda las variables que inciden en el desarrollo de competencias en IA por parte de la población y la fuerza de trabajo.
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