El cable Humboldt es la primera ruta submarina de fibra óptica que unirá Chile con Australia para habilitar una conectividad más rápida, estable y a menor costo entre Sudamérica, Oceanía y Asia Pacífico.
La iniciativa conjunta entre Google y el Estado de Chile busca traccionar la economía digital de Chile y de toda Latinoamérica, además de conectarlos con mercados globales clave.
Los cables de fibra óptica constituyen la columna vertebral del funcionamiento de Internet al transmitir millones de datos a gran velocidad, con mayor capacidad de ancho de banda y baja latencia. Esto implica un retraso mínimo en la transmisión de datos y, por ende, una mayor facilidad para el uso de aplicaciones críticas en tiempo real, que van desde juegos en línea hasta el monitoreo remoto de procesos industriales, sistemas de vigilancia, transmisiones financieras o telemedicina.
Una mejor infraestructura tecnológica constituye hoy la piedra angular para el desarrollo de tecnologías avanzadas como la Inteligencia Artificial (IA), la computación en la nube (cloud computing) y los servicios como el 5G e Internet de las Cosas (IoT), todas fundamentales para la transformación digital y económica de los países por su impacto significativo en la productividad industrial, digital y científica.
En este contexto, la construcción de la ruta submarina Humboldt de más de 12 mil kilómetros de largo, impulsada por Google y el Estado de Chile a través de la empresa estatal Desarrollo País, es considerada una verdadera revolución en la conectividad local. El proyecto se encargará de proporcionar conectividad directa entre Sudamérica con Asia-Pacífico, lo que redundará en una menor latencia (aumento de la rapidez en el transporte de datos), otorgando mayor autonomía y resiliencia a las telecomunicaciones de Latinoamérica y consolidando a Chile como hub digital o centro tecnológico.
Esta iniciativa público-privada es un ejemplo de gobernanza innovadora y eficiente, que involucra la participación de múltiples actores que mostraron una visión a largo plazo y la capacidad estratégica de encontrar en Google al aliado que les permitió concretar una infraestructura crítica para el país.
“La gobernanza de Chile en el proyecto ha sido fundamental para poner en valor el proyecto y atraer el interés de una serie de actores para ser parte de él. En este proyecto conjunto entre Google y Desarrollo País se alinean los objetivos estratégicos y de largo plazo de ambas empresas. En el caso de Desarrollo País, se despliega una nueva infraestructura digital que le permite a Chile posicionarse en el mercado tecnológico como un centro neurálgico de desarrollo de centros de datos y nuevas soluciones tecnológicas, permitiéndole así, cumplir con la visión-país de ser el primero en la región en estar conectado directamente con Asia y Oceanía. Optamos por Google como socio estratégico por su amplia experiencia en el despliegue de cables submarinos a nivel mundial, lo cual nos da garantías de una ejecución seria con una compañía de clase mundial”, explica Patricio Rey, el gerente general de Desarrollo País, la empresa estatal responsable de gestionar infraestructuras a largo plazo en Chile.
La ambición de establecer un enlace directo entre Sudamérica y Asia mediante un cable submarino de fibra óptica surgió en 2016, durante el segundo mandato de Michelle Bachelet, planteándose como un proyecto que inicialmente miró hacia China. En 2018, durante el segundo gobierno de Sebastián Piñera, la Subsecretaría de Telecomunicaciones de Chile (Subtel) junto al apoyo del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), licitaron estudios sobre aspectos técnicos, legales, financieros y económicos, definiendo como trazado óptimo el de Valparaíso-Sidney. En 2021, el proyecto fue asumido por Desarrollo País, empresa que al año siguiente lanzó una convocatoria internacional para buscar socios estratégicos en la construcción del cable. Fue entonces cuando se sumó Google, que mostró un sólido interés en colaborar con el Estado de Chile y que terminó sellando esta alianza público-privada en 2023, durante el gobierno de Gabriel Boric.
“Este cable consolida la posición de Chile como centro de la actividad digital de Sudamérica, lo que va a abrir oportunidades para nuevas industrias, puestos de trabajo y mejores condiciones laborales y de vida para miles de personas. De sur a sur no había conectividad de este tipo; por lo tanto, estamos avanzando adicionalmente desde una perspectiva geopolítica que es muy importante. Y eso nos debe llenar de orgullo”, dijo el presidente de la República de Chile, Gabriel Boric, durante el lanzamiento de la iniciativa en enero de 2024.
Infraestructura holística
Los cables de fibra óptica conectan continentes y mercados, impulsando el imparable auge de las tecnologías digitales, que en 2021 registraron un incremento de U$ 34.000 millones en el valor anual de las exportaciones en seis economías en América Latina (0,8 % del PIB total), según el informe Digital Sprinters (2022) de Google. Un valor que podría cuadruplicarse y llegar a U$140.000 millones para 2030.
En el caso del Cable Humboldt se generará un intercambio de tecnología sin precedentes por el Pacífico Sur, abriendo nuevas puertas para conexiones entre Sudamérica y los principales centros tecnológicos de Asia en Hong Kong, Tokio y Singapur.
Esta conexión formará parte de la infraestructura integral de Google en Chile, que ya incluye un centro de datos en Quilicura (2015), el cable submarino Curie (2020) -que conecta Chile, Estados Unidos y Panamá-, y la inauguración de una región de nube en Santiago (2021), la segunda en América Latina después de Brasil.
“Chile ha tenido una política importante de atracción de inversiones y generación de capacidades en materia digital, a lo que se suma la alta disponibilidad de energía renovable. Es por eso que Google ha invertido fuertemente en este país y estableció en Quilicura su único centro de datos en Latinoamérica y el hemisferio sur. Se ha aprovechado la estabilidad económica y política de Chile, además de su amplia red de acuerdos comerciales, pues desde ese centro se prestan servicios a toda la región”, afirma el gerente de Relaciones Gubernamentales y Políticas Públicas de Google Chile, Nicolás Schubert.
Patricio Rey, en tanto, destaca como aspecto clave de esta iniciativa público-privada la ventaja dada por la gran experiencia en infraestructura digital de Google, “lo que hace más eficiente la inversión del Estado y genera importantes economías de escala”, dice.
Aunque los beneficios para Chile serán indudables, el cable Humboldt pretende potenciar a toda Sudamérica. “La conexión desde la región de Valparaíso beneficia al Cono Sur y a la región en general, con la posibilidad de utilizar los cables abiertos para otras empresas. Esto facilita nuevas conexiones entre data centers en Chile y Asia, brindando oportunidades de expansión para empresas de telecomunicaciones y tecnológicas. Hoy las comunicaciones submarinas de Chile son principalmente con Estados Unidos, con esta nueva conexión se abren a Australia y Asia”, explica Cristian Ramos, el director de Desarrollo de Infraestructuras de Google.
Hub tecnológico e IA
Todo lo anterior, dice Schubert, mejorará la experiencia de navegación y uso de internet de los usuarios y será fundamental para aplicaciones en tiempo real. “Estos avances impulsarán el desarrollo digital de Chile y lo destacarán como un referente en la región”, dice Schubert, refiriéndose concretamente al desarrollo de tecnologías como la Inteligencia Artificial (IA) y el cloud computing.
El tema no es menor. El Índice de Interconexión Global 2023 predice que el 85% de las empresas globales ampliarán el acceso multicloud en varias regiones para el 2025. Mientras que se prevé que entre Asia Pacífico y Sudamérica el tráfico de datos crezca un promedio anual de un 28% durante los próximos 20 años.
De allí que la apuesta del gobierno chileno sea aprovechar el Cable Humboldt para potenciar como hub emergente a Valparaíso en Sudamérica. “La apuesta de Google por Chile da cuenta de la confianza que nuestro país genera en inversionistas internacionales del mundo de la tecnología, lo que es sumamente importante para consolidar al país como un hub digital”, asegura Patricio Rey.
En el caso de Chile, las ventajas que posee en energías renovables podrían promover la instalación de data centers y empujar, así, el desarrollo de capacidades en la nube y servicios digitales que beneficiará tanto a grandes empresas como a pymes, startups y sectores emergentes. “Los desarrolladores y creadores sabrán que pueden contar con una mejor experiencia. Este efecto se vio con las inversiones en servicios en la nube. Nuevas infraestructuras permiten la creación de nuevos servicios, no solo se obtienen beneficios directos, sino que también se crea un ecosistema. Lo vimos cuando Curie entró en vigor, que trajo un beneficio económico significativo para el país en su conjunto, un efecto multiplicador, porque permitió a muchos otros negocios e industrias ser más eficientes”, afirma Cristian Ramos.
El mayor acceso al cloud computing dará vigor a tecnologías como el monitoreo de IoT (Internet de las Cosas) que ya está generando impactos en empresas de interés nacional como Codelco. La minera estatal del cobre en Chile aumentó en 4% su producción tras implementar centros de operaciones integrados y tecnologías IoT.
La investigación científica también se verá favorecida por la nube. “La aceleración de la transferencia de datos tendrá incidencia también en la observación astronómica ubicada en el norte de Chile, la que genera un volumen de data que necesita ser transmitido a universidades y centros de estudio. Anteriormente, ésta seguía rutas tradicionales a través del hemisferio norte y luego cruzaba el Pacífico. Pero ahora, con una ruta directa, se espera una mejora significativa en la velocidad y el costo de las conexiones, lo que beneficiará a la ciencia también”, indica Schubert.
El impacto económico es otro beneficio medido. Según Analysys Mason, los cables submarinos de Google en América Latina y el Caribe, a través de cinco países, generarán un aumento acumulado del PIB de U$178.000 millones entre 2017 y 2027, con la creación de aproximadamente 740.000 puestos de trabajo adicionales para 2027. Esto representa un aumento anual del PIB del 1,08%. “Por ejemplo, el cable Curie ha aumentado la capacidad internacional de salida de Chile (mayor tráfico de datos hacia y desde otros países) en un 30%. Se espera que entre 2020 y 2027, el cable Curie aporte U$19.200 millones y cree 67.000 empleos en la región”, dice el director de Desarrollo de Infraestructuras de Google.
Ingeniería de alto nivel
Según el Cable Map 2024, desde 2018 Google ha invertido en 29 proyectos de cables submarinos de fibra óptica, de los cuales cinco conectan a Latinoamérica: Monet (a Brasil y a Estados Unidos), Tannat (a Argentina con Uruguay y Brasil), Curie (a Chile, Panamá y Estados Unidos), Junior (Río de Janeiro con Praia Grande) y Firmina (Estados Unidos con Brasil, Uruguay y Argentina). Se trata de obras de ingeniería de alto nivel, muy costosas, que incluyen simulaciones, sondajes, fabricación e instalación en el lecho marino.
Humboldt, por su parte, está en pleno desarrollo. “Este año nos centraremos en obtener permisos para estudiar el lecho submarino, esencial para trazar la ruta del cable. Ya completamos un estudio preliminar utilizando cartografía submarina y ahora necesitamos confirmar la ruta con un survey detallado. Paralelamente, comenzaremos la construcción del cable, un proceso largo y complejo que implica la fabricación completa del cable y la instalación de repetidores. Una vez ajustada la ruta y obtenidos los permisos, procederemos con la instalación del cable en el lecho marino, garantizando una vida útil de unos 25 años”, señala Ramos.
El aterrizaje del cable Curie en Valparaíso ocurrió en abril de 2019. “El cable llegó a la costa y fue cubierto con arena y anclado en tierra para evitar que la gravedad lo jalara al mar. La construcción del cable se hizo previamente en una fábrica y luego se depositó en el lecho marino utilizando barcos especializados, explica Ramos para ilustrar lo que se viene prontamente con el de Humboldt.
Esta infraestructura se instalaría en 2025 y estaría operativo en 2026. “Esto se potenciará, además, con la iniciativa Pacific Connect de Google -que conecta la Polinesia Francesa, Fiji, Guam, las Islas Marianas, Japón, Hawái y Estados Unidos- lo que reforzará la resiliencia de las redes y vinculará las islas del Pacífico con continentes. Cuantos más nodos de conexión, más resilientes son las redes, pues permite que el tráfico encuentre rutas alternativas en caso de cortes”, concluye el director de Desarrollo de Infraestructuras de Google, Cristian Ramos.